"Representaos, querido lector, grupos de
niños que se dirigen a la clase con los libros en la mano, los cartapacios colgados a la espalda. La expresión de alegría que se refleja en
su rostro demuestra su contento y el amor que profesan a la Escuela. ¿Cuál es el atractivo que tiene
para ellos?
¿Esperan acaso juegos, entretenimiento de ruidosas diversiones i todo lo contrario es lo que van a
buscar allí?
Notad al mismo tiempo el orden, y los modales con que proceden en todo. Saludan con respeto a los que
encuentran en el camino o en la calle. No hay disputas, ni palabras, ni actos
groseros entre ellos. No destrozan los árboles, ni se apoderan de las frutas de la estación, que por
todas partes se encuentran a su alcance. ¡Qué bien deben portarse semejantes discípulos
en clase!
He aquí el modesto edilicio de la Escuela. Los niños entran en él, uno después de otro, sin ruido, sin tumulto,
pon la cabeza descubierta, saludan al Maestro ó Maestra, los cuales les responden con miradas benévolas y con una afectuosa sonrisa. Cada
niño se coloca .en su sitio y prepara los diferentes, objetos de que ha de
hacer uso durante la ciase.
Lo primero que llama la atención en la sala de clases las paredes están,
blanqueadas, los cristales de las ventanas claros, los pupitres, las pizarras, y en fin,
todo el mueblaje revela el mismo espíritu de orden y de esmerado arreglo. Todas las miradas se
fijan con, piedad en un Crucifijo, colocado .encima de la plataforma, en el emblema de la cruz y la imagen de Nuestro,
Divino Redentor, despertando en todos la idea de la protección constante, de
Jesucristo, que loma la naturaleza humana, para salvarnos.
Aquí se ve el retrato de la
Reina; enfrente aparece, el Reglamento de la Escuela y el programa de las
lecciones. Las, paredes ostentan cuadros.
La acción del Maestro no se concreta á
la Escuela, sino que abraza una más vasta esfera, estando obligado á seguir á sus discípulos en casa de sus padres y enterarse de la
manera con que son dirigidos
Debe vigilarlos, por consiguiente, en todas partes, y enterarse en qué pasan el tiempo fuera de la Escuela. Para corregir sus defectos se pone
de acuerdo con el Párroco y con los padres, á los cuales expondrá con prudencia y consideración las consecuencias que pueden traer ciertos hábitos, dándoles al mismo tiempo consejos útiles para la educación moral.
El Maestro para
completar su misión , principalmente, en las aldeas y, en los pueblos agrícolas, cuidará de hacer advertencias saludables á los habitantes, promoverá entre ellos la afición a la arboricultura ,
les enseñará el modo de criar las abejas, y de perfeccionar
sus prácticas y procedimientos
agrícolas ó de horticultura. Su jardín y su vivero, abiertos para todo el mundo, servirán de modelo de los trabajos que recomienda. Promoverá también la afición á la lectura y la creación de una biblioteca pública que contenga buenos libros o al menos prestarán algunas obras de su modesta colección á los discípulos que por razón de su edad dejan de asistir á la Escuela.
Si esto es
irrealizable, lo suplirá por medio de lecturas "morales y útiles todos los domingos después de la Misa, ante un auditorio que será corto en un principio; pero cuyo número aumentará, según la utilidad y el mérito de las obras que escoja.
Hemos insistido bastante, y
volvemos á insistir todavía, sobre la importancia
de las convicciones religiosas que no pueden reemplazarse por
nada, que deben manifestarse siempre y en todas partes, pero sin hacer
alarde, con la espontaneidad que demuestra que parten del corazón.
La fe viva y sincera, en el mundo lo mismo que en la soledad; en
la pena, como en la felicidad ; con los superiores, como con los discípulos,
y con todos los habitantes del pueblo, esa fe viva y sincera, ejerce
una misteriosa influencia sobre todo lo que rodea al Maestro cristiano.
Ante él callan las malas lenguas, nadie se atreve á pronunciar
palabras vituperables ó frívolas, y todas las conversaciones en que toma parte se distinguen por
su reserva, por su utilidad, por su encanto, lo cual no excluye una alegría decente y continua. De seguro que todos los hombres de bien buscan por compañero al Maestro que ejerce sobre la moral la misma atracción que el imán sobre el hierro.
He aquí el cuadro de la Escuela-modelo y del verdadero Maestro cristiano; he aquí el ideal al
cual debernos todos aspirar.
Sin embargo, completaremos este bosquejo con algunas reflexiones sobre
asunto tan digno de ser meditado.
Estas causas se refieren á la enseñan/a religiosa,
intelectual y moral, que ha recibido el
Maestro. Es necesario tener en cuenta la educación piadosa que le han dado sus padres, las lecciones de su primer Maestro los estudios que ha hecho, y la Escuela normal en la cual se ha preparado"
(Recopilado F. Trancón)
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