Las
escuelas de "González Allende" se construyeron en Toro gracias a la donación económica que
dispuso su fundador el toresano D.
Manuel Luis González Allende (1778-1847).
No
es mi intención profundizar en las vicisitudes, dificultades y desencuentros
ocurridos a lo largo de sesenta y siete años desde la muerte de su fundador
hasta la inauguración de las escuelas el día 27 de diciembre de 1914,
curiosamente fecha que coincide con la del aniversario de su fallecimiento.
Leyendo
o mejor “releyendo” como le gustaba decir a Jorge Luis Borges, el contenido del
proyecto de la fundación, recogido en la
Real Orden de 16 de julio de 1909, se aprecia
una intención ambiciosa “
Han de consistir en un núcleo de enseñanzas que comprenderán dos
escuelas elementales de niñas y de niños y una tercera escuela de oficios,
mercantil, agrícola, con cursos de adultos, biblioteca…” “intentar constituir en Toro las mejores
escuelas de instrucción primaria sobre base mercantil, industrial y agrícola de
España, utilizando las más acreditadas recomendaciones pedagógicas “
La
Junta de Ampliación de Estudios refiriéndose
a la fundación González Allende comenta en su boletín correspondiente al curso
1916-1917, que es una institución de cultura, de carácter benéfico-docente,
bajo el patronato del Ministerio de Instrucción Pública, según se determina en
los Estatutos.
Las enseñanzas establecidas en el proyecto
docente van dirigidas a la creación de
clases graduadas de instrucción primaria completa y cíclica, de párvulos,
elementales y superiores; clases prácticas de iniciación en los oficios; dibujo
; gimnasia; música y canto ; organización de juegos, recreos, deportes, paseos , excursiones , ampliación de la de instrucción primaria,
elemental y superior para adultos, clases de idiomas, etc
Para el público no escolar cursos breves sobre temas de cultura general; lecturas
individuales y colectivas de libros clásicos o de escritos de actualidad;
conferencias o lecciones sueltas; conciertos y recepciones; excursiones y
deportes
La
fundación contó con el asesoramiento de Cossío, Castillejo y Ruíz Amado, entre otros. Conscientes de que
el profesorado era la clave fundamental para llevar a cabo el proyecto
educativo, estos pedagogos sostienen que los futuros docentes debían poseer una
sólida formación científica y
pedagógica, saber trabajar en
equipo, observar criterios homogéneos
en el desarrollo docente con el resto del profesorado; estar dispuestos a
efectuar excursiones, viajes de estudios y completar su formación durante el período vacacional.
No
eran partidarios Cossío y Castillejo de
que la selección de los docentes se realizara mediante oposición, dejaban al
arbitrio del patronato la búsqueda de estos funcionarios y sorprende que no
establecieran criterios referentes a las
titulaciones, experiencia con los escolares, etc
Ruíz
Amado entiende que la selección del
profesorado la debe realizar el Ministerio de Instrucción Pública mediante el
sistema de oposición, incluso propone como presidente a D. Rufino Blanco (regente de la Escuela
Normal de Madrid) junto con otros tres profesores de la misma.
Son
muy exigentes los asesores al definir el perfil del profesorado que había de contratar
la fundación con un sueldo entre 2000 y
3000 pesetas anuales, dependiendo de la categoría profesional y responsabilidades
inherentes, discriminatorio para las maestras, pues éstas deberían cobrar 500
pesetas menos, ejerciendo las mismas funciones. En este aspecto existe
unanimidad entre los representantes de la Institución Libre y Ruíz Amado.
En
cuanto al nombramiento del profesorado los patronos de la institución reclaman
que son ellos los que deben asumir esta responsabilidad. La Junta de Ampliación
de Estudios se opone a esta pretensión aduciendo que se vulnera el artículo 31
de la R.O. de 24 de julio de 1913 que establece que es el Ministerio de
Instrucción el único competente en esta materia.
Rectifican
en este sentido y declinan su demanda razonando que el patronato reconoce su
incompetencia para la delicada misión de elegir y proponer al profesorado,
confiando esta misión a la Junta de Ampliación de Estudios. Consideran que se
tenga en cuenta la adscripción de profesorado de la zona. En este aspecto la
Junta no nombró ningún maestro del entorno geográfico de Toro.
En
los estatutos se indica que las horas de atención directa del profesorado en
el aula deben ser
de cuatro, dedicando el resto de la jornada a apoyos en el servicio de
comedor, biblioteca, guardias, y otras actividades, no excediendo en cuarenta horas semanales
el trabajo en el centro.
Sería
interesante saber cómo confeccionaron los horarios de clase. Ya que
considerando que existían 10 aulas de enseñanza primaria con una ratio de
1/30 alumnos por clase, teóricamente
cada profesor es tutor de un aula, aunque se turne por especialidades. Si el
alumnado recibía cuatro o cinco clases diarias de duración entre media o una hora cada una, nos lleva a
reflexionar que en este período se dedicaban a impartir enseñanzas básicas de
lectura, escritura, cálculo y ciencias.
El resto de las materias no troncales (dibujo, música, deportes, religión,
juegos,excursiones...) se repartiría en otros tiempos.
La
permanencia del alumno en el centro-no muy definida- era de ocho treinta hasta
las diecisiete horas, con un cese de actividades de dos horas para la comida (de 13 a 15 horas),
esto supone una media de 7 horas diarias. Como el profesorado trabajaba 40
horas, con 10 profesores no podían atender a todas las actividades, tendrían
que completar el trabajo más personas.
El
artículo 35 del Reglamento, prevé esta circunstancia, admitiendo que la
fundación “pueda valerse de otras personas de la localidad o fuera de ella,
retribuidas o gratuitas sin más límites que los de la competencia en las
personas y el buen arreglo económico y pedagógico de los servicios”.
Esta
opción apuntada anteriormente al no sujetarse a unos criterios legales (en
cuanto a la titulación del profesorado en algunas materias), sería motivo de
precaución o de rechazo por parte de la Junta de Ampliación de Estudios.
El
esfuerzo de la Fundación por favorecer al profesorado es notable, determinando
en los estatutos que cada seis años, actualice
su formación en centros docentes de España o del extranjero. En algunas
especialidades cada dos años.
El
artículo 45 de los estatutos considera “la constitución de un seguro
obligatorio a beneficio de cada titular, concertado con el Instituto Nacional
de Previsión, eligiendo los interesados la pensión que quieran percibir, con
tal de que no baje de 1.000 pesetas anuales”
En
el período de 1916-1924, fechas en las que la fundación solicita de la Junta de
Ampliación de estudios la selección del profesorado para las Escuelas de
González Allende, las plazas ofertadas y
la casuística de adjudicación es la siguiente:
Una
de Maestro de primera enseñanza superior, acreditando los aspirantes haber hecho la reválida de
Maestro de primera enseñanza superior o el grado de Licenciado en Letras; haber
hecho la reválida de Maestro de primera enseñanza superior o el grado de
Licenciado en Letras; experiencia en la
enseñanza primaria, especialmente de Letras, o aptitudes suficientes para ella
y estudios de ampliación relacionados con la enseñanza en el extranjero o en
España
Una
de Maestra de primera enseñanza superior, las aspirantes a ella, además de haber aprobado la reválida de
Maestra de primera enseñanza superior, debiendo acreditar condiciones de
preparación y práctica para organizar una enseñanza moderna del Hogar; conocimiento
a la perfección de un idioma extranjero o poder encargarse de la enseñanza de
la música.
Una de Profesor de Geografía comercial y
Contabilidad mercantil, con
cargo especial de enseñar inglés, francés
y alemán pesetas. Los aspirantes a ella debían acreditar conocimiento suficiente de los idiomas y
materias comerciales indicadas y práctica de estas enseñanzas y títulos y
certificados, tanto en el caso de ser español como de ser extranjero el
aspirante, que satisfagan a la junta.
Los
aspirantes podían acompañar los documentos y trabajos publicados o inéditos que
consideren oportunos para mostrar su capacidad, vocación o servicios anteriores
La Junta se reservaba el derecho de exigir las
pruebas complementarias y los ejercicios o exámenes que considerase necesarios
a aquellos candidatos que estime pueden ser elegidos.
Ofrecían
un sueldo de 3.000 pesetas anuales igual para todos sin discriminación de sexo.
El
tribunal para juzgar a los aspirantes lo componían: Adolfo Álvarez Buylla, Ramón Menéndez Pidal, Victoriano Fernández Ascarza y como delegado
de la fundación Leopoldo Palacios Morín.
Las
solicitudes para optar a la plaza de profesor de geografía comercial fueron ocho aspirantes y tres no se
presentaron. Revisada la documentación y realizadas las pruebas, ninguno
aprobó, quedando desierta la vacante.
Para
la plaza de Maestra de primera enseñanza superior, con cargo de organizar una
enseñanza moderna del hogar y poder enseñar un idioma extranjero o música,
fueron 24 las solicitantes, de las cuales acudieron 12 a los ejercicios. Fue
seleccionada María Josefa Varela Rodríguez
Para
la plaza de Maestro de primera enseñanza superior, grupo de letras, presentaron
instancia 24 aspirantes, de los cuales concurrieron 10 a los ejercicios. Obtuvo la vacante D. Ramón
Luis Huerta Naves. (año de 1916)
En las convocatorias efectuadas entre 1919-1924, se observa una tendencia análoga, los puestos a cubrir son los mismos con algunas variaciones. En el año de 1918 se oferta la dirección del centro educativo (esta propuesta no fue aceptada por el tribunal), la de profesor de trabajo manual y la de capataz agrícola.
En
cuanto a la remuneración ofrecida al profesorado está dentro de los sueldos que
cobraban los maestros estatales de nuevo ingreso de aquella época. La R.O. de
08/08/1924 establece un sueldo de 3.000 pesetas anuales a los enseñantes que se
incorporan a la docencia una vez superada la oposición de ingreso en el
magisterio nacional. (Anterior a esta fecha el sueldo era más bajo, una media
de 500 pesetas menos, dependiendo del escalafón)
En la Escuela de Moreruela de Tábara (Zamora) perteneciente a la Fundación Sierra Pambley
(también inspirada en las ideología de la Institución Libre de Enseñanza), D.
Amadeo Puente maestro en dicha escuela, por las fechas que estamos analizando,
en una carta dirigida a su superior don Vicente Valls, indica “en el giro del mes
de octubre me envía usted 270 pesetas, cuando no son más que 250 las que me
corresponden a razón de 3.000 pesetas al año”. En este caso el maestro tenía
subvencionada la vivienda, calefacción y alumbrado.
La
búsqueda de personal docente cualificado es un objetivo muy importante para la
fundación. Desconocemos el tiempo de permanencia en el centro de cada
profesor, cuántos consiguieron cambiar
la situación de interinidad por la de propiedad.
El
propósito de conseguir que las escuelas de la fundación González Allende fueran
una realidad notable, se llegó a cumplir, en algunos aspectos tal como indica
Elena Aguado (La Opinión, 05/10/2014)
“La enseñanza de niños y
niñas pequeños. Además, crean unos edificios muy racionales efectuados por el
arquitecto Antonio Flores, y potencian la higiene escolar. Apuestan por una
escuela muy práctica en la que se induzca al niño a la búsqueda del
conocimiento para lo que necesitan el jardín, la huerta de ahí que la ubicación
de la escuela González Allende fue pensada y proyectada para que tuviera una vista al
Duero. Otra actividad interesante correspondió a las actividades peri escolares,
que no estaban dentro del aula pero el centro era la escuela. Tenían una buena
biblioteca y la organización de las cantinas o las colonias escolares, que estuvieron en diferentes puntos como
vacaciones de aprendizaje.”
Hay
que subrayar la atención y seguimiento que
suscitó en las altas instancias del gobierno de la nación los medios y
recursos utilizados, las propuestas innovadoras desarrolladas en el ámbito
educativo, la respuesta de la comunidad educativa de Toro hacia esta fundación.
Que todo esto ocurriera en una ciudad de la provincia de Zamora, que fuera el
foco de atención del mundo intelectual y educativo de España en aquella época,
es un triunfo, una gesta que debe ser valorada y especialmente recordada.
(Fachada del patronato González Allende, hoy casa de cultura)
(Complejo educativo obra del arquitecto Antonio Flores (1914)
(Complejo educativo obra del arquitecto Antonio Flores (1914)
Francisco Trancón Pérez
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