martes, 8 de noviembre de 2016

DEBATE SOBRE LOS DEBERES ESCOLARES

DEBERES ESCOLARES

(Francisco Trancón Pérez)

Los medios informativos se han hecho eco estos días  de  un comunicado de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del (CEAPA) de centros públicos ,  instando a las familias de las distintas comunidades autónomas a que sus hijos no realicen  tareas escolares durante los fines de semana de noviembre, argumentando que “los deberes invaden el tiempo de las familias”; “vulneran el esparcimiento de los niños, el derecho al esparcimiento, al juego y a participar en las actividades artísticas y culturales”
Por su parte la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y padres de Alumnos (CONCAPA),  de la escuela privada concertada,  se manifiesta en contra  de la medida adoptada  por la confederación de colegios estatales,  defendiendo que "Los deberes deben existir en una medida proporcionada y acorde al nivel educativo. Hay unas mesas de debate donde discutirlo, pero estamos en contra de convertir a los menores en insumisos".
La preocupación por los deberes no es nueva, señalo algunas disposiciones legislativas por regular el tema en  esta materia de la realización de tareas escolares fuera de horario lectivo:
Decreto de 31 de mayo de 1957. Es la primera referencia normativa que puede encontrarse en este aspecto, considera  que “queda prohibido encomendar a los alumnos trabajos para ejecutar fuera del Centro”
Resolución de 13 de noviembre de 1964; Decreto 1106/1967, de 31 de mayo de 1967; Resolución de 3 de octubre de 1973  (BOE de 18 de octubre de 1973) por la que se regula la realización de trabajos escolares fuera de los Centros de Educación Básica.
Ley Orgánica 2/ 2006 de Educación (LOE), modificada parcialmente por la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) 8/2013, señala en su artículo 121.5, al regular el Proyecto educativo de centro que: “los centros promoverán compromisos educativos entre las familias o tutores legales y el propio centro en los que se consignen las actividades que padres, profesores y alumnos se comprometan a desarrollar para mejorar el rendimiento académico del alumnado.”
 Las consejerías de educación  de Castilla y León, Navarra, País Vasco- entre otras-  son partidarias de la práctica de los deberes, pero controlados y que no supongan una carga excesiva de tiempo y puedan ayudar a alumnado
La Asamblea de Madrid ha aprobado una proposición no de ley para regular los deberes escolares
En Galicia una orden del 22/06/1997  prohibe los deberes en los centros de educación  primaria en los cursos inferiores y los limita mucho en el resto.
El debate generado contempla toda una serie de opiniones- más o menos interesantes sobre el tema- pero polarizada en dos conceptos: deberes  a favor o en contra.
Tanto partidarios como detractores de los deberes  ofrecen – a veces-  argumentos poco  documentados, basándose en encuestas de dudosa fiabilidad o valoraciones  personales, algunas de ellas  utilizando tópicos  cargados de demagogia.
 Los estudios científicos sobre esta  materia  no definen – en la mayoría de las circunstancias- el objeto investigado en toda su complejidad, afectando a la validez de las variables y  a la fiabilidad de los resultados.  
(Scheerens y cols., 2013) indican que la estimación entre el tiempo invertido en los deberes o tareas escolares en el hogar y los resultados educativos es un tópico controvertido, contradictorio y complejo.  Señalan que entre  2005 y 2011 en más de 40 países se analizaron 128 efectos del tiempo de deberes sobre el rendimiento escolar, sosteniendo que los resultados de esta síntesis de investigación difícilmente podrían ser más dispares.
Otros estudios ponen de manifiesto que aquellos estudiantes con niveles altos de rendimiento muestran, en general, una mayor implicación en los deberes escolares, especialmente en lo que se refiere a la cantidad y al aprovechamiento del tiempo, (explicación sesgada, porque no determina lo que ocurre con alumnos menos dotados)
José Carlos Núñez del  departamento de psicología de la  universidad de Oviedo se muestra partidario con los deberes, aconsejando  que el tiempo adecuado se debe calcular según la fórmula de multiplicar el curso en el que está el niño por diez minutos, porque a partir de ahí el proceso de atención se reduce.

Existen experiencias de centros docentes sobre el tema.
En un colegio madrileño que han adoptado una metodología  basada  en el “aprendizaje por proyectos”, han eliminado  los deberes, ya que no utilizan libros de texto que a su juicio son los que marcan el programa y las actividades del alumnado.
Algo parecido, pero  no igual, he observado personalmente en mis visitas de inspección  en la red de centros públicos “Amara Berri”, en Euskadi. Estos colegios desarrollan su propia metodología educativa trabajando a través de lo que denominan "contextos" (áreas de aprendizaje por las que los alumnos van pasando y trabajando en grupos),
Cuando se establece alguna tarea fuera del centro, se ponen de acuerdo  con la familia, explicando en  qué consiste el trabajo y cuál puede ser el grado de colaboración de los padres.
En una visita a un  colegio de los escolapios, invitado por mis colegas inspectores de  Barcelona,  el  jefe de estudios, me informa que  los llamados deberes escolares, él prefiere  nombrarlos como “actividades voluntarias” (término muy apropiado que sustituye al vocablo “deber”, con connotaciones coercitivas) son sugeridos a los escolares y éstos   los realizan, individualmente o  en grupo, pudiendo solicitar asesoramiento del profesorado según estimen oportuno,  no influyendo para ello en las notas de la  evaluación, aunque en el “cuaderno del alumno”, consta el trabajo realizado, para que la familia sepa lo que ha hecho. Esto afecta a los escolares a partir de cuarto curso de primaria.
Los deberes, actividades escolares fuera del centro o como se le quiera llamar, están de moda, al menos  publicitariamente.
Tareas de este tipo seguirán realizando  los centros, pero tienen que estar  sometidas a una revisión, evitando los posibles errores en cuanto al contenido, tiempo  y las interferencias con las actividades extraescolares.
Este tipo de tareas  no deben suponer un aumento o compensación del programa escolar, en todo caso un afianzamiento en las materias. Se valorarán  aspectos positivos: fomento de hábitos de estudio,  participación de la familia en cuanto al seguimiento, trabajo autónomo,  desarrollo de la creatividad, etc.
Por supuesto  se debe obviar todo lo que afecte  a la  discriminación con los alumnos más desfavorecidos, carga horaria, etc.
Estas actividades  han de ser  revisadas por el profesorado.  Surge aquí una dificultad, ¿en qué horario, cuánto tiempo? Las tareas de esta naturaleza han de reflejarse en el plan educativo del centro, estar consensuadas con la comunidad educativa a través de sus órganos de representación (consejo escolar, APA, etc.) y no considerar a dichos trabajos una sobrecarga que prive al escolar de su tiempo libre, ni un capricho arbitrario de los docentes. Si no están legitimadas y aceptadas por todos los agentes implicados en las responsabilidades educativas, no se tendrían que realizar.



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